Hacemos un Fanzine Casero
Esa fue la propuesta y punto de partida de este taller de los viernes en Museos Caseros. Hola, mi nombre es Daniel y soy el diseñador e ilustrador de este micro museo. En este caso me tocó ser el tallerista a cargo de esta propuesta. Empezamos un 26 de abril, que particularmente cayó sábado, donde junto a un cronograma de actividades, se presentó el taller e hicimos una actividad para aprender a contar historias en pocos pasos.Pero al viernes siguiente, dio inicio oficialmente el recorrido de las alumnas del taller: Sabrina y Evangelina. Ellas no tenían conocimiento alguno de las técnicas artísticas que exploramos durante los tres meses del taller. La predisposición y el compromiso por ver el fanzine realizado las motivó para llegar al día de hoy con los fanzines listos para ver la luz.
Ahora bien, si es la primera vez que escuchás esta palabra te cuento un poco de que se trata. El término fanzine proviene del inglés, donde fan quiere decir fanático, y zine proviene del termino magazine, revista. Un fanzine es una publicación en formato, generalmente, de libro pequeño, que se hace de forma casera, autodidacta y se distribuye impreso caseramente o fotocopiado. Podemos aplicar técnicas digitales y uso de la multiplataformas en sus páginas. Abarcan temáticas específicas como por ejemplo la música, la poesía, todo tipo de artes gráficas, horóscopos, y un etcétera larguísimo. Su difusión puede ser de mano en mano y se distribuye una cantidad chica de ejemplares, por circuitos diversos, de nicho o under, o al alcance de micro comunidades.
Bueno, ese era el objetivo que Sabrina y Eva tenían. La temática a trabajar en este taller fue el Arroyo Napostá, pasando por la historia, el presente, el futuro, la inundación que tanto nos dejó este marzo pasado, la esperanza y deseo que tenemos depositado en él. El proceso fue muy interesante y realmente para mí fue muy reconfortante de acompañar. Cada propuesta que les presentaba, ellas la tomaban y la personalizaban, surgían disparadores e ideas que se transformaban. Las charlabamos y pensábamos según que querían contar cada una. Escribieron, hicieron historieta, aplicaron storytelling e hicieron un storyboard de sus historietas. Jugaron con los collages, dispararon la imaginación, la dejaron volar para poder comunicar a través de cada sección la idea. Usaron video, qr, recorrieron sus experiencias personales, su relación con los intereses personales, con el día a día de cada una, y el pensar y pesar que la inundación dejo en ellas y sus queridos.
Sabrina escribió a máquina uso papel vegetal, barrilete, buscó en su intimidad y nos regaló detalles personales, familiares, recuerdos, experiencias e imaginación que nos transporta a un recorrido delicado repleto de momentos sutiles. Se animó a la fantasía, a jugar y devolverle un toque artesanal a la respuesta de la inteligencia artificial, uso video para pensar en lo que quedó después de la inundación. Es un fanzine para sentarse e inspeccionarnos, pensar y sonreír.
Evangelina por su lado tomó las vivencias personales de ese 7 de marzo y nos permitió pensar, reflexionar, recordar lo pasado desde otras perspectivas. Desde un tucu tucu, desde un ciclista, desde los vínculos cercanos, desde la biología, desde el otro. Dibujo perspectiva, rajo un papel, nos abrió la puerta de su mirada profesional y la intimidad de sus amistades. Siempre con una conclusión de esperanza y positividad hacia el mañana. Es un fanzine para conversar, charlar y escucharnos.
Ahora las dejo a ellas, que cuenten en primera persona sus experiencias:
Sabrina Angeletti
Llegué al taller de fanzines de Museos Caseros con mi amiga Eva, casi por casualidad. Sabía lo que era un fanzine —tengo algunos en mi biblioteca—, pero nunca imaginé que terminaría creando uno propio. El fanzine resultó ser un formato libre, amigable y versátil para poder explorar. Asimismo, involucra una conexión mucho más íntima y artesanal con los lectores. Dibujos, textos pequeños, textos más largos, papeles distintos, texturas, colores, transparencias, collages, fotos, videos, una preguntita suelta por aquí, que se conecta con otro dibujito puesto deliberadamente por allá. Esas sutilezas, esos trazos, cobran sentido cuando alguien lo abre, lo mira, lo toca y lo lee.
En este fanzine me animé a dibujar, a escribir sobre lo que es vivir cerca del entubado pero desconocerlo totalmente, a imaginar que la biodiversidad del Napostá se amotinó dentro de los hogares, a inventar palabras que el arroyo arrastra, a contar cómo sobrevivieron mis tortugas, a preguntarme qué nos atraviesa cuando limpiamos el barro, entre otras cosas. Estos últimos meses corté mucho papel, visité librerías y fotocopiadoras, rescaté hojas milimetradas y cuadriculadas de mis años de universidad, me animé a explorar la I.A., aprendí a editar un video con desafíos textuales, tipié en la máquina de escribir de mi abuelo, me enamoré del papel vegetal y más.
Durante estos tres meses de bicicleteadas con Eva al museo, las tardes de los viernes pasaron volando entre tecito, mates y cosas ricas. Nos preguntábamos, movíamos y probábamos nuevas escenas en las páginas. El Micromuseo es un espacio muy cálido y abierto a todos. Es un lugar aún más cálido por quiénes lo habitan. Un agradecimiento enorme a Daniel por su generosidad, su acompañamiento y todo lo compartido.
Evangelina Mattos:
Yo no sabía que era un fanzine, hasta que un sábado por la tarde fuimos a Museos Caseros a participar de “Un día para arreglar el mundo” y ahí comenzó todo. Cada viernes visitábamos el Museo, íbamos en bicicleta con mi amiga Sabrina. En este espacio fuimos aprendiendo que es un fanzine, conocimos los fanzines que otros publicaron y de a poco comenzamos a hacer el nuestro, contando lo que había sido vivir en nuestra ciudad el 7 de marzo de 2025, y los meses siguientes.
En este taller de fanzines no solo tuvimos un espacio donde hablamos del Napostá y nuestras experiencias durante la inundación, también charlamos sobre la ciudad y como la queremos, los museos, los artistas, el arte y las distintas formas en que se expresa, y lo flexible que puede ser un fanzine para contar algo, las diversas técnicas que en él se pueden utilizar para crearlo, teniendo máxima libertad de decir lo que queremos y elegir como lo haremos. Dibujar, contar una historia, mirar revistas y diarios, para recortar y pegar, fueron los inicios. También, ¿qué fue lo que vimos, leímos y escuchamos en las semanas siguientes a la inundación? Y esto, ¿cómo nos hizo sentir?, recordando cuales fueron nuestros miedos, dudas, broncas y realidades. Aunque inicialmente no supe que quería contar en mi fanzine, luego de unas semanas fue apareciendo de a poco lo que pensaba y como lo haría, y eso comenzó creando una historia. Las aventuras del tucu tucu, fueron inspiradas en cómo nos sentimos en esos momentos en los que el agua subía, pequeños, viendo nuestras casas llenarse de agua y barro. Además de preguntarme que ocurrió en esos momentos difíciles, pensé en que se podía hacer hoy con esto que nos había tocado vivir y que cosas positivas habían surgido. Tengo que decir que no fue fácil y fueron casi 3 meses de aprendizaje y de tomar decisiones, pero valió totalmente la pena todo cuando vi terminado mí fanzine.
Para lograr todo esto fue esencial Daniel, su conocimiento, generosidad y consejos. Escuchó atentamente cada idea que teníamos y la enriqueció. Siempre alentándonos a ir por más, haciendo preguntas muy acertadas que lograban hacernos pensar y aclararnos, llegando finalmente al fanzine que nosotras queríamos. ¿Se nos ocurrieron otras ideas mientras lo creábamos? Claro que sí, y formaran parte de futuros fanzines. Espero que este taller siga haciéndose y muchos vecinos tengan la oportunidad de vivirlo.
El trayecto fue viernes a viernes, a veces se empantanó y otras floreció, pero siempre se encontró el camino hacia dónde ir. Poder acompañarlas y ayudar a lograr que se refleje en estos dos fanzines la mirada y la voz de cada una fue muy enriquecedora. Y estos dos fanzine hoy pasan a formar parte del archivo de Museos Caseros, porque estos también son testimonio de lo que pasó el 7 de marzo y de la mirada de dos bahienses que transitan día a día la ciudad y se encontraron con un cambio después de ese día.
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